jueves, 1 de marzo de 2018

COOPERATIVISMO Y MICROFINANZAS

Por Héctor Kuga Carrillo / LIMA

El cooperativismo es sinónimo de “la unión hace la fuerza”, pues significa trabajo en equipo, bajo los principios de la solidaridad y ayuda mutua que se usan para la consecución de un fin común y para el beneficio de todos los asociados. Una de las primeras experiencias del sistema de trabajo cooperativo fue la “Sociedad Equitativa de los Pioneros de Rochdale” (Reino Unido), un grupo de artesanos y textileros que se agruparon para administrar una sencilla tienda durante la revolución industrial, respondiendo con éxito a la crisis que los empujaba a situaciones de pobreza.
En el Perú, la iniciativa solidaria de trabajo en conjunto es aplaudida por incluir en la economía a grupos no favorecidos por las leyes del libre mercado, tal es así que el ex presidente Fernando Belaunde Terry, promulga la primera Ley General de Cooperativas Nº 15260 en el año 1964. En esa norma se señala al cooperativismo como un sistema eficaz para el desarrollo económico y social y para el fortalecimiento de la democracia al contribuir al desarrollo económico, social y cultural de sus socios y el país. En esa misma ley se instaura el 14 de diciembre como el “Día del Cooperativismo Peruano”.
Desde entonces el movimiento cooperativo en el Perú ha significado una estrategia innovadora, solidaria e inclusiva de la lucha contra la pobreza y una respuesta novedosa frente a la crisis, a pesar de no haber contado con las políticas públicas que favorezcan su desarrollo. Muestra del éxito que ha alcanzado son las numerosas cooperativas constituidas en los distintos sectores económicos y las distinciones recibidas, como es el caso de la Cooperativa Atahualpa Jerusalén “Granja Porcón” de Cajamarca, Cooperativa El Naranjillo, Cooperativa Educoop, Cooperativa Abaco, entre otras. La importancia que va cobrando el sistema cooperativo dentro de la economía peruana se va desarrollando notablemente.
Por otro lado, tenemos a la educación como uno de los pilares para el desarrollo y difusión del movimiento cooperativo, pues este exige a sus asociados la adopción de su filosofía de vida, principios y valores, que se adquieren principalmente con los agentes de socializadores: familia y escuela, y que deben ser promovidos a través de programas de educación cooperativa. Entonces, el cooperativismo tiene en la educación peruana a una aliada estratégica para su fomento y desarrollo.
Desde esta perspectiva, el cooperativismo promueve la educación emprendedora en sus diversas facetas, que por cierto son apoyadas por la industria microfinanciera del país. Para algunos hay razones para no creer en el cooperativismo por el fracaso de los años noventa, pero también es real que la sobrevivencia de cientos de instituciones, garantiza el éxito de muchas cooperativas. Sólo en los ámbitos de la cooperativas de ahorro y crédito, de vivienda y especiales, éstas han demostrado su competitividad empresarial de muchas maneras.
Por esa razón, cooperativismo e industria microfinanciera son sinónimo de desarrollo social y emprendimientos. Son herramientas claves para impulsar el desarrollo social de las instituciones y el bienestar personal de los peruanos.  Además, ambos conceptos en el mundo de la economía son consideradas como las nuevas finanzas populares y solidarias.

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